La ciudad de Flint, Michigan, a unos 50 kilómetros de la ciudad de Detroit, enfrenta una crisis de agua por contaminantes detectados a partir de abril de 2014 y que ha derivado en la renuncia de cuatro funcionarios.
Flint ha registrado problemas con el agua potable al haberse detectado contaminación con bacterias, lo que es considerado un problema de salud pública, por lo que residentes y visitantes deben tomar en cuenta la advertencia evitar beber el líquido.
Actualmente están en la corte varias demandas judiciales interpuestas a finales de 2015 contra el gobernador Rick Snyder y diferentes funcionarios estatales y de la ciudad.
El 5 de enero la ciudad declaró estado de emergencia, y posteriormente el presidente Barack Obama refrendó la declaración de emergencia del estado y destinó ayuda de dependencias federales.
Un funcionario de la ciudad de Flint y dos funcionarios de nivel estatal presentaron su renuncia por el mal manejo de la crisis.
Se calcula que el número de personas afectadas asciende a unas 12 mil personas, y en caso de visitar la zona de Flint, se recomienda evitar el consumo de agua del grifo.
El 12 de enero, el gobernador Snyder reconoció que desde 2014 se han registrado 87 casos de legionelosis, que es una enfermedad infecciosa potencialmente fatal causada por una bacteria.
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