Cuando una mujer embarazada respira aire contaminado, este puede transportarse más allá de sus pulmones y llegar a la placenta que protege al feto, según un nuevo estudio.
La contaminación compuesta de pequeñas partículas emitidas por escapes de vehículos, chimeneas de fábrica y otras fuentes, es peligrosa para la salud de todos, y durante el embarazo se ha vinculado con nacimientos prematuros y bajo peso al nacer. Una teoría es que las partículas se almacenan en los pulmones de la madre y provocan una inflamación potencialmente dañina.
Una novedosa técnica de escaneo detectó un tipo de partícula contaminante _carbono negro parecido al hollín_ en placentas donadas por 28 nuevas madres, reportaron los científicos en la revista Nature Communications.
La placenta alimenta un feto en desarrollo e intenta bloquear las sustancias dañinas en el torrente sanguíneo de la madre. El equipo de la Universidad Hasselt halló que las partículas se acumularon en el lado de la placenta más cercano al feto, cerca de donde surge el cordón umbilical.
Sin embargo, “sólo encontrarlo en la placenta es importante”, agregó Sadovsky. “La siguiente pregunta sería cuánto de estas partículas de carbono negro necesitan estar ahí para causar daño”.
Los científicos ya tienen pistas obtenidas a partir de estudios en animales de que las partículas podrían alcanzar la placenta, pero el estudio del martes es el primero realizado con placentas humanas.
Los investigadores escanearon placentas de 10 madres que viven en áreas altamente contaminadas y 10 de áreas poco contaminadas. Entre más exposición a la contaminación, más partículas contaron los investigadores en las placentas.