El 9-1-1 es el número telefónico que más personas conocen en Estados Unidos por ser la marcación especial en caso de una emergencia.
Si tienes algunos años de edad, recordarás el programa de televisión de Rescate 911, en el que pasaban algunos casos de urgencias atendidas por operadores del sistema y al que llegaban policías y médicos.
Cada año, el sistema 911 recibe alrededor de 240 millones de llamadas para reportar emergencias médicas, policiacas y de cualquier otro tipo; la mayor cantidad de reportes durante los jueves.
El número fue elegido en 1968 luego de que la Federal Communication Commission de Estados Unidos se reuniera con la compaía AT&T para crear un número nacional de emergencia que fuera sencillo, fácil de marcar y recordar.
El 911 reunía todos los requisitos, además de que no estaba designado a una zona postal o algún código telefónico.
La primera llamada al servicio se realizó el 16 de febrero de 1968 en Haleyville, Alabama; sin embargo, el sistema tuvo una implementación gradual en todo Estados Unidos y el territorio quedó cubierto hasta la década de los 80s. En 1999, el 93 por ciento de la Unión Americana contaba con el servicio.
El número es gratuito y se pude hacer desde cualquier teléfono. Al llamar, una operadora contestará y preguntará la emergencia para después mandar a los servicios requeridos hasta el lugar del incidente. Es recomendable mantener la calma y dar a conocer los datos que solicite la operadora. Los casos de bromas pueden llegar a ser considerados como un delito en la mayoría de los estados.
La cultura del 911 es muy importante en la Unión Americana. A lo largo de los años se han realizado campañas para fomentar su uso y enseñar a los niños a usarlo de manera correcta. En un principio, el número era llamado “nine-eleven”, pero para no confundir a los niños se opto por denominarlo “Nine-One-One”.
Un dato curioso.
En 1987, el Presidente Ronald Reagan estableció el 11 de septiembre como el día del 911, el mismo día en que ocurrieron los atentados hacia el World Trade Center de Nueva York en 2001.