Hacer compras, y sobre todo en Estados Unidos, puede ser emocionante y divertido, sin embargo, es bueno detectar cuando ya hemos superado nuestro presupuesto, nuestro armario o nuestra paz mental.
Los compradores compulsivos o adictos a las compras sufren de un desorden psiquiátrico que les provoca comprar de manera apremiante sin poder controlar el impulso.
Aunque por mucho tiempo se creyó que afectaba mayormente a las mujeres, en estudios recientes se ha demostrado que ahora es un desorden que afecta a ambos géneros por igual.
Este trastorno afecta a uno de cada 20 estadounidenses, por lo que es importante detectar los primeros síntomas desde el principio.
Tienen ropa con etiquetas.
Usualmente compran cosas que no necesitan o que no tenían planeado comprar.
Una discusión o descontento despiertan la urgencia por comprar.
Sienten una descarga de adrenalina y felicidad cuando compran.
Después de comprar tienen remordimientos.
Se sienten ansiosos los días que no compran.
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