No es lo que te enseñó mamá, ni papá, ni tu abuelita, pero al parecer decir malas palabras tiene efectos positivos en muchos aspectos de la vida de la gente que las dice.
Los investigadores y psicólogos Timothy Jay y Kristin Janschewitz han concluido que decir malas palabras no sería tan malo como se pensaba, o como los cánones sociales nos lo hacen ver.
Según un artículo publicado en The Association of Psychological Sciences Observer, los investigadores encontraron que la mayoría de los niños aprenden su “primera mala palabra” a la edad de 2 años, y tienen un “vocabulario malo” semejante al de un adulto a la edad de 11 o 12 años.
Cuando tus hijos entran a la escuela primaria ya conocen entre 30 y 40 palabras ofensivas, en promedio.
El par de psicólogos estudio y registro más de 10 mil ejemplos del uso de palabras altisonantes, lo mismo en niños que en adultos y concluyeron que esto rara vez tiene consecuencias adversas, más aún los llevo a realizar algunas interesantes conclusiones.