La cena de Acción de Gracias, Navidad o Año Nuevo puede tener grandes beneficios al organismo si se incluye al pavo como protagonista del menú.
Una porción de tres onzas de pavo sin piel contiene 26 gramos de proteína, dos gramos de grasa y menos de un gramo de grasa saturada. Además, contiene menos calorías que una porción de carne roja, cerdo o pollo.
De acuerdo con expertos de la Universidad de Harvard, esta especie de ave es una excelente fuente de arginina, que ayuda a que las arterias se abran y relajen.
Las proteínas con las que cuenta estabilizan los niveles de insulina y disminuyen la somnolencia después de comer.
También cuenta con vitaminas B1, B3, B5, B6, B12, biotina, ácido fólico, potasio, magnesio, hierro, selenio fósforo y zinc, por lo que es bueno para tener huesos sanos y mejorar el sistema inmunológico.
El pavo aporta beneficios a la salud cardiaca, del sistema nervioso y de la piel, así como previene el envejecimiento de las células.
Comer esta ave aumenta la sensación de saciedad que disminuye el impulso de seguir comiendo para sentirse lleno.
La cena puede ser aún más saludable si el pavo se acompaña de arándanos papas dulces, o calabazas, pues aportará antioxidantes, betacaroteno, fibra, vitamina A y C.
Consulta en la galería de la parte superior algunos consejos para cocinar el pavo sin que implique algún riesgo a la salud.